miércoles, 28 de noviembre de 2018

NO BUSQUES FUERA DE TI MISMO



El Peregrino Filósofo

No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. Ninguno de los ídolos que veneras cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como substituto te proporcionará la felicidad que sólo Su respuesta brinda. No busques fuera de ti mismo. Pues todo tu dolor procede simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde encontrarlo. (Curso de Milagros, T.29.VII.1.1-7) (Pág. 695) 

sábado, 10 de noviembre de 2018

Ideas de ídolos



El Peregrino Filósofo

El mundo cree en ídolos. Nadie viene a él a menos que los haya venerado y trate todavía de buscar uno que aún le pueda ofrecer un regalo que la realidad no posee. Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades especiales le han de dar más de lo que otras personas poseen. Tiene que ser más. No importa realmente de qué se trate: más belleza, más inteligencia, más riqueza o incluso más aflicción o dolor. Pero para eso es un ídolo, para darte más de algo. Y cuando uno falla otro viene a ocupar su lugar, y tú esperas que te pueda conseguir más de otra cosa. No te dejes engañar por las formas en que esa "otra cosa" se manifiesta. Un ídolo es un medio para obtener más de algo. Y eso es lo que va en contra de la Voluntad de Dios. (Curso de Milagros, T.29.VIII.8.4-13) (Pág. 700) 
No dejes que las formas que adoptan te engañen, pues los ídolos no son sino substitutos de tu realidad. De alguna manera crees que completan tu pequeño yo, ofreciéndote así seguridad en un mundo que percibes como peligroso, y en el que hay fuerzas que se han aglutinado a fin de quebrantar tu confianza y destruir tu paz. Crees que los ídolos tienen el poder de remediar tus deficiencias y de proporcionarte la valía que no tienes. (Curso de Milagros, T.29.VIII.2.1-4) (Pág. 698) 

sábado, 3 de noviembre de 2018

Y tú eres eso: SER-CONOCER-VER.



El Peregrino Filósofo

Está la consciencia, y está lo que ésta contiene. Lo único REAL es esta consciencia. Eso es todo lo que hay y nada más. Los contenidos (percepciones, sensaciones, emociones, ‘visiones’, pensamientos, sentimientos, experiencias, etcétera) son evanescentes. Ahora están... ahora no están. Ahora son ‘reales’... ahora dejaron de serlo. Nada permanece, excepto la consciencia, ESO que contiene a todos y cada uno de los contenidos. No hay allí nada que se hurte a ser tragado por esa misma consciencia de donde surgió.  NADA hay allí, y, por tanto, NADIE a quien estos evanescentes contenidos ocurran. Y, por consiguiente, nadie allí que experimente, nadie allí que piense, nadie allí que perciba, nadie allí que sienta, nadie allí que ‘sufra’. En otras palabras, cuando ‘sufres’, no eres tú quien sufre. El ‘tú’ que ‘sufre’ no es nada más que un pensamiento posterior a la experiencia, un fantasma que se toma por ti. No hay nada concebible fuera de la consciencia. Incluso pensar en tal posibilidad no es nada más que otro pensamiento que tiene lugar en la consciencia. De manera que la consciencia y cada uno de sus contenidos son UNO. No hay separación. Lo trascendente (la consciencia) y lo inmanente (los contenidos evanescentes) son UNO, no están separados. Tú eres ESO. Consciencia y contenido, o más bien, consciencia-contenido. ‘Cero grados de separación’, para emplear la expresión de Gilbert Schultz.
SER es simultáneamente CONOCER (ser consciente), pero no el sustantivo (el ‘conocimiento’), sino el verbo activo. En este preciso momento estas palabras son leídas —conocidas, vistas— EN la consciencia, al mismo tiempo que el rumor de los automóviles allí afuera, o que los latidos de tu corazón. No obstante, nada se ‘pega’ en esa consciencia, como un espejo al que ninguna de las imágenes reflejadas se adhiere. Ser es conocer, o si se quiere, ‘ver’, pero ver no en un sentido estrechamente visual... VER: eso que hace la consciencia sin esfuerzo: escuchar, ver, oler, sentir calor o frío, advertir un pensamiento, una emoción, o una lacerante sensación de dolor. Ser es conocer. Ser es ver. Y tú eres eso: SER-CONOCER-VER. No hay nada que buscar. Tú eres eso que andabas buscando. ERES, sin la menor duda. Pero no eres nada sustancial, eres VER, eres CONOCER: el verbo activo (‘En el principio, era el Verbo...’). Sin forma, ni dimensiones, ni características. Simplemente VER.
Simplemente CONOCER. No eres ninguno de los contenidos que desfilan ante ti. Pero sin ti, esos contenidos NO SERÍAN. Lo que equivale a decir que la totalidad del mundo sensible, sin ti, NO ES. Eres la luz que ‘alumbra’ el mundo entero.

John Wheeler