El Peregrino Filósofo
Está la consciencia, y está lo que ésta contiene. Lo único REAL es
esta consciencia. Eso es todo lo que hay y nada más. Los contenidos (percepciones,
sensaciones, emociones, ‘visiones’, pensamientos, sentimientos, experiencias,
etcétera) son evanescentes. Ahora están... ahora no están. Ahora son
‘reales’... ahora dejaron de serlo. Nada permanece, excepto la consciencia, ESO que
contiene a todos y cada uno de los contenidos. No hay allí nada que se hurte a
ser tragado por esa misma consciencia de donde surgió. NADA hay allí, y, por tanto, NADIE
a quien estos evanescentes contenidos ocurran. Y, por consiguiente,
nadie allí que experimente, nadie allí que piense, nadie allí que perciba,
nadie allí que sienta, nadie allí que ‘sufra’. En otras palabras, cuando
‘sufres’, no eres tú quien sufre. El ‘tú’ que ‘sufre’ no es nada más que un
pensamiento posterior a la experiencia, un fantasma que se toma por ti. No hay
nada concebible fuera de la consciencia. Incluso pensar en tal posibilidad no
es nada más que otro pensamiento que tiene lugar en la consciencia. De manera
que la consciencia y cada uno de sus contenidos son UNO. No hay separación.
Lo trascendente (la consciencia) y lo inmanente (los contenidos evanescentes)
son UNO,
no están separados. Tú eres ESO. Consciencia y contenido, o más
bien, consciencia-contenido. ‘Cero grados de separación’, para emplear la
expresión de Gilbert Schultz.
SER es simultáneamente CONOCER
(ser consciente), pero no el sustantivo (el ‘conocimiento’), sino el verbo
activo. En este preciso momento estas palabras son leídas —conocidas, vistas— EN
la consciencia, al mismo tiempo que el rumor de los automóviles allí afuera, o
que los latidos de tu corazón. No obstante, nada se ‘pega’ en esa consciencia,
como un espejo al que ninguna de las imágenes reflejadas se adhiere. Ser es
conocer, o si se quiere, ‘ver’, pero ver no en un sentido estrechamente
visual... VER: eso que hace la consciencia sin esfuerzo: escuchar, ver,
oler, sentir calor o frío, advertir un pensamiento, una emoción, o una
lacerante sensación de dolor. Ser es conocer. Ser es ver. Y tú eres eso: SER-CONOCER-VER.
No hay nada que buscar. Tú eres eso que andabas buscando. ERES, sin la menor duda.
Pero no eres nada sustancial, eres VER, eres CONOCER: el verbo activo
(‘En el principio, era el Verbo...’). Sin forma, ni dimensiones, ni
características. Simplemente VER.
Simplemente CONOCER. No eres ninguno de los
contenidos que desfilan ante ti. Pero sin ti, esos contenidos NO SERÍAN.
Lo que equivale a decir que la totalidad del mundo sensible, sin ti, NO
ES. Eres la luz que ‘alumbra’ el mundo entero.
John Wheeler