El primer paso en el camino
de la filosofía, e igualmente el último paso, consisten en determinarse a “ser luz para uno mismo”
(Krishnamurti), en asumir plenamente nuestra “mayoría de edad”. (Cavallé,)
El Peregrino Filósofo asume la Mayoría de Edad
El Peregrino aspira a ser el protagonista de sus decisiones y
actitudes, de sus cambios y transformaciones. Desea ser el propio autor de su
Comprensión de Sí. Ayudado, apoyado sí, pero no sugestionado ni manipulado.
Quiere sentir que sus comprensiones son suyas y no de ningún
maestro, especialista, profesor, doctor, gurú, asesor, sabio…
El Peregrino quiere aprender a pensar por su propia cuenta, a
alcanzar la plena libertad interior y a responsabilizarse por su propia vida.
El Peregrino quiere tener la certeza de que, si desea una
transformación en su vida, deberá asumir un compromiso de tomar nuevos
significados e interpretaciones, una nueva manera de ser y estar-en-el-mundo.
El ver, el tomar consciencia, ya de por sí es transformador para
el Peregrino que se ha comprometido a lograr su propia transformación.
Transformación significa aquí “tomar consciencia”, “hacerse
consciente”, “darse cuenta”, “ver de otra manera”, “ver con lucidez”, “poner
luz en el pensamiento y las emociones y percepciones”, “dar otro u otros
significados”, “elaborar otra u otras interpretaciones sobre Dios, sobre él,
sobre los demás”, en fin, sobre el universo, cualquiera cosa que signifique eso
que mientan que es el universo.
El Peregrino se posesiona sobre sí mismo, porque sabe que nadie
lo puede hacer por él. Al posesionarse sobre sí mismo, sobre su propia
auto-evidencia, está en capacidad de auto-engendrar su propio entendimiento, su
comprensión autógena que le proporcionará esa sensación de libertad y paz que
ha estado buscando desde siempre, será “Luz para Sí Mismo” y habrá
alcanzado la “Mayoría de Edad”.
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