Adentrándome cada vez más profundo en
la comprensión y conocimiento del Modelo
del Transurfing de la Realidad, de pronto me conecto con un fragmento
notable del libro “Perspectivas desde el Mundo Real” de G.I. Gurdjieff, relacionado con aquellos que emprenden la acción hacia el conocimiento de sí mismos.
En dicho fragmento encuentro reminiscencias no olvidadas acerca de la metáfora
del viaje como recurso explicativo y clarificador acerca de la importancia y
severidad o seriedad con que se debe emprender la sagrada tarea de convertirnos en personas “más conscientes”
cuando nos sumergimos impasibles en la corriente de las variantes en dirección
de la consecución de nuestros objetivos y metas.
PROTOCOLO
DE PRÁCTICA
Para tu reflexión, respetada/o
Peregrina/o, te transcribo el fragmento de Gurdjieff. A lo mejor, después de
haber activado a tu Celador (tu Consciencia Lúcida y Despierta), puedas ahora sí “emprender” tu propio
camino.
El viaje del Peregrino/a
“Y aquí, como en el conocimiento de
sí, es aplicable el principio que ya he citado: "Para poder hacer, es
necesario saber; pero para saber, es necesario encontrar cómo saber."
“Salga usted en una clara y
estrellada noche a un lugar abierto y mire al cielo, a aquellos millones de
mundos sobre su cabeza. Recuerde que quizás en cada uno de ellos hormiguean
billones de seres semejantes o quizá superiores a usted en su organización.
Mire la Vía Láctea. La Tierra ni siquiera puede ser llamada un grano de arena
en este infinito. Se disuelve y desaparece, y con ella usted. ¿Dónde está usted? Y lo que usted quiere
¿no será simplemente locura?
Ante todos esos mundos, pregúntese cuáles son sus metas y esperanzas,
sus intenciones y medios para cumplirlas, cuáles serán las exigencias que le
podrán hacer y cuál su preparación para enfrentarlas.
Un largo y difícil viaje está ante
usted, se está preparando para un extraño y desconocido territorio. El camino es
infinitamente largo. No sabe si será posible descansar en el camino, ni dónde
será posible. Debe estar preparado para lo peor. Lleve todo lo necesario para
el viaje. Trate de no olvidar nada, porque después será demasiado tarde y no
habrá tiempo para regresar por lo que se ha olvidado, para rectificar el error.
Mida su fuerza; ¿es suficiente para todo
el viaje? ¿Cuán pronto puede partir?
Recuerde que si tarda más en el
camino, necesitará llevar proporcionalmente más provisiones, y esto lo hará
demorar más, tanto en el camino como en los preparativos. Sin embargo, cada minuto cuenta. Una vez que ha decidido ir, es inútil
perder tiempo.
No cuente con tratar de regresar.
Este experimento le puede costar muy caro. El guía se compromete sólo a
llevarlo allá y si quiere regresar, él no está obligado a regresar con usted.
Será abandonado a sí mismo, y
desdichado aquel que se debilita u olvida el camino: nunca regresará. Y aún si
recuerda el camino, siempre queda la pregunta: ¿regresará sano y salvo?
Porque hay muchas molestias que
esperan al viajero solitario que no conoce el camino y las costumbres que ahí
prevalecen. Tenga en cuenta que su vista tiene la facultad de presentar objetos
distantes como si estuvieran cerca. Engañado por la cercanía de la meta, hacia la
cual se esfuerza, cegado por su belleza e ignorante de la medida de su propia
fuerza, no verá los obstáculos en el
camino; no verá las numerosas zanjas que cruzan el camino. En una verde
pradera cubierta de exuberantes flores, en el tupido pasto, se esconde un
profundo precipicio. Es muy fácil
tropezar y caer si sus ojos no están concentrados en el paso que está dando.
No olvide concentrar toda su atención
en el sector más cercano del camino; no se preocupe por metas lejanas, si no
quiere caer en el precipicio. Sin embargo, no
olvide su meta. Recuérdela todo el tiempo y mantenga en sí mismo un activo
empeño hacia ella, para no perder la dirección correcta. Y una vez que haya
empezado, sea vigilante; lo que ha
pasado queda atrás y no reaparecerá; de modo que si deja de verlo en el momento
preciso, nunca lo notará.
No sea demasiado curioso ni pierda
tiempo en cosas que atraen su atención, pero que no la merecen. El tiempo es precioso, y no debería
gastarse en cosas que no tienen relación directa con su meta. Recuerde dónde está y por qué está aquí. No
se proteja y recuerde que ningún esfuerzo se hace en vano”.
¡Y ahora
Peregrina/o puedes emprender tu camino!
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